Aquellos de vosotros que habéis seguido mis clases o sesiones del programa de continuidad en el IESE, sabéis que me gusta definir como Octopus Organization a la que caracteriza a las empresas familiares en la etapa del propietario controlador. Es una organización cefalópoda: una gran cabeza central y muchas patas . En el nombre elegido para bautizar al modelo organizativo son ocho, pero los hay que parecen tener un número de tentáculos no determinado. Créanme, los he visto y tratado. Llegan a todas partes. Y lo hacen puntualmente y bien!
La organización funciona tranquila y confiada porque siempre hay alguien en el núcleo que decide y resuelve todos los asuntos: los importantes y los menos importantes. A veces llegan a detalles increíbles.
Sin embargo este es un modelo difícilmente trasladable a la siguiente generación. Entre otras cosas porque no necesariamente en la siguiente generación tiene que haber un nuevo cefalópodo y porque aunque lo hubiese no está tan claro que sus congéneres estén dispuestos a aceptar su liderazgo centralizador como lo hicieron con su predecesor.
Así pues, querido/a fundador/a, por el bien de su empresa y de su familia empiece a delegar.
Delegar es un acto de humildad, esa virtud tan difícil de practicar cuando el éxito acompaña a nuestras decisiones. Sin embargo la historia está repleta de hombres y mujeres que han llegado al éxito a través de su humildad y es que como le escuché decir una vez a mi admirado profesor Carlos Llano: Los grandes éxitos solo se ven desde la tumba.
Saludos cordiales
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