El sector vitivinícola jerezano ha comenzado a hablar de la necesidad de establecer un nuevo plan estratégico, un plan estratégico que "sea de verdad", se afirma desde el sector, con una perspectiva de diez o quince años y que involucre tanto a la Administración autonómica como a las bodegas y el sector productor, un plan, en definitiva, que sea mucho más ambicioso que el que estuvo en vigor hasta hace unos años durante cuatro con unas aportaciones de unos 6 millones de euros por parte de la Junta que se destinaron .
De este asunto se habla en privado, en los pasillos del Consejo Regulador, en las comisiones sectoriales que lo preparan... pero la conclusión a la que se llega es que no parece que el momento sea el más adecuado para plantear este asunto con toda la rotundidad que requiere, pese al continuo descenso de las ventas del jerez en los últimos años.
El problema es que hay muchos frentes abiertos. En primer lugar, está la falta de acuerdo en el precio de la uva y las secuelas que este asunto puede dejar en el sector los próximos meses y, en segundo, está la necesidad de un compromiso profundo por todas las partes implicadas, algo que ahora mismo no se 'palpa' en el sector.
Por partes. Las bodegas han dejado claro que no tiene necesidad de uva en estos momentos, teniendo en cuenta el elevado número de existencias que tienen, muy por encima de las actuales necesidades del mercado. Con ese argumento, están presionando para que el precio vaya a la baja, mientras que, por su parte, los representantes de los viticultores, sobre todo Asevi-Asaja, ha pedido a sus asociados que no acepten precios por debajo del acuerdo de hace dos años. De hecho, no se habla 'oficialmente' del tema. Se resuelva por un lado u otro este nudo gordiano, lo cierto es que todo indica que este tema va a general precisamente un clima de encuentro entre las bodegas y los productores sobre un tema de tanto calado.
En segundo lugar está el propio momento de implicación de las bodegas respecto al vino de Jerez. Hay que tener en cuenta que el jerez, en general, cada vez tiene menos peso en la facturación de los grandes grupos bodegueros del Marco, que han optado por la diversificación mediante compras en otras denominaciones de origen emergentes, han centrado sus intereses en el otro gran producto del Marco, el brandy, o simplemente tienen un margen de maniobra limitado al haberse convertido en meros centros de producción de grandes multinacionales, a las que es complicado a veces explicar sacrificios en el corto para recoger beneficios a largo plazo.
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