GLORIA NEVE / RELIGIOSA JESUS DE MARÍA EL CUCO
MUY querida Mercedes: Aquí me tienes Mercedes para pasar un rato contigo y para decirte, que aunque no en Jerez, pero sí me tienes en Madrid, para todo lo que quieras y yo pueda darte. Sé que nos separan unos cuantos kilómetros, pues los hay entre Madrid y mi queridísimo Jerez, al que considero "mi propia casa" porque lo quiero muy de verdad ya que fue allí, donde casi recién terminada la carrera, empecé mi vida apostólica, donde fui creciendo y madurando a la sombra de la "Curra", y dentro de ese 'pequeño rincón' de nuestra España Blanca llamado "El Cuco", donde empecé a educar y por tanto a conocer a las personas que más quiero que sois los andaluces. Allí en Jerez hice y sigo teniendo muy buenos amigos, entre los que Carlos y tú fuísteis de esos primeros y muy queridos amigos.
Tras ese domingo 20 de julio, en el que Dios quiso para que dejara de sufrir y empezara a ¡vivir! a tu hermano Carlos (la persona que más has querido y sigues queriendo, porque has vivido con él y para él, siendo su hermana, su madre, su amiga, su confidente, su compañía, su consejera... y él era para ti lo mismo), quiero recordar también a mi ¡gran amigo Carlos! al que tuve la suerte de conocer muy poco tiempo de llegar a Jerez en agosto de 1978, cuando le conocí en San Marcos, llevando grupos de Scouts y yo le buscaba y le llamaba para que me ayudara en la Pastoral de las Montañeras. Desde aquellos "felices años 80" donde Carlos y yo nos conocimos debido a la misión apostólica y a la pastoral que llevábamos entre manos, fui aprendiendo no muchas, sino muchísimas cosas de él. De su "estilo generoso", de su "vida con Dios", de su "anuncio del Evangelio", vivido con la sencillez de quien parecía que todo era fácil, y sin dificultad... , de su "alegría continua", de su "naturalidad" para tratar con todo tipo de personas, de su "inteligencia y sabiduría de Dios" para aprovechar cualquier ocasión y así ser ¡Anuncio de Jesucristo... !, del "poquísimo valor" que le daba al dinero y que sabía compartir para cualquier necesidad.
Y no te digo nada de los tres años últimos en El Cuco, destinada otra vez, con lo muchísimo que me ayudó Carlos en las eucaristías de la Secundaria y el Bachillerato, dando verdaderas lecciones magistrales profundas y muy sencillas a la vez, en las homilías, donde los niños aprendían y salían felices de las eucaristías. Y lo mucho que me ayudó cuando me confesaba con él y lo bien que lo pasábamos en el patio de vuestra casa de San Marcos, donde tomábamos siempre nuestra merendita con nuestros 'cafelitos', mientras charlábamos, nos reíamos y disfrutábamos con las cosas más sencillas y divertidas. O esas comidas de amigos el día del santo de Carlos; o, o, o... tantas y tantas cosas que hemos compartido desde la fe, la formación de los adolescente y jóvenes, desde la amistad y desde la ¡vida!
La de convivencias cristianas con las niñas de BUP del Cuco en las Hijas de la Caridad, y los Campamentos en Huétor primero y en Campano después. ¿Te acuerdas lo bien que lo pasábamos y el papel tan fenomenal que nos hacía Carlos, no sólo en las eucaristías, en las confesiones de niños, en las puestas en común de los temas de cada día, sino también en todas las cuestiones de "intendencia"... ?
Sé, Mercedes, que ahora son momentos de mucho dolor, de mucha soledad, de un gran vacío, de una pérdida de una persona muy querida por ti, la primera de todas, y por todas las personas que a Carlos le queríamos muy de verdad porque teníamos mucho que agradecerle a él y a Dios que le hizo así, lleno de cualidades, de cosas buenas, de valores, de fe, de presencia de Dios y de testigo vivo del Evangelio en todos los momentos de su vida. Su saludo era siempre el mismo: "Alabado sea Jesucrito". Cuando aparecías en la parroquia, cuando te lo encontrabas en la calle, cuando llegabas a su casa, cuando te escribía una carta... ¡Siempre era alabado Jesucristo! Y siempre rezábamos en el coche a los Reyes Magos, porque fueron los primeros que viajaron para encontrarse con Jesús.
Mercedes, con toda la pena que tienes, con todo el vacío que tienes, con todo lo que lloras... vamos a dar juntas, tú y yo, gracias a Dios, por tu hermano Carlos y por mi amigo Carlos, por todo lo que ha hecho durante su vida, por todo lo que ha compartido con los pobres, con los ricos, con los simpáticos, con los antipáticos, con los buenos y con los malos, por todo lo que ha sabido compartir, por todo lo que ha sabido perdonar, por todo lo que ha sabido enseñar, aconsejar, ayudar, quitar importancia a cosas que no la tenían y dársela a las que sí...
Vamos a dar gracias a Dios, Mercedes, por tu hermano, por mi amigo, por "el cura santo", al que con confianza y seguridad se fueron acercando todo tipo de personas, y de un modo especial esos "pobrecillos" que sabían que don Carlos, "el cura santo", siempre tenía para ellos, una puerta abierta, una sonrisa franca, un consejo, y alguna "monedilla" suelta que les venía muy bien.
Un abrazo muy grande, muy grande, lleno, llenísimo de cosas buenas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario