Excedentes, descenso de ventas y bajos precios paralizan el inicio de una campaña lastrada también por el hecho de que, dos meses después de la vendimia, sigue sin haber acuerdo en el precio de la uva
El Marco de Jerez sigue dando vueltas a cómo resolver elnudo gordiano que tiene actualmente planteado con la relación que hay entre las existencias de vino que tienen las bodegas, el actual nivel de ventas y el exceso de producción de materia prima, con la consiguiente dificultad de tirar para arriba de los precios. Se trata de cuatro 'puntas' interrelacionadas que tienen ahora mismo al Marco de Jerez sumido en una cierta parálisis, ya que además hay que tener en cuenta que la distintas posibilidades que se han planteado para dar soluciones parciales a esta concatenación de problemas, desde el punto de vista de la producción, se han frustrado (caso de la petición de destilación de crisis, rechazada por la Unión Europea) o han sido atendidas parcialmente, como el arranque de viñedo (ya que hay que recordar que se ha solicitado el arranque de 3.000 hectáreas y que, a tenor de los datos que se manejan ya para Andalucía, al Marco de Jerez le corresponderán entre 800 y 900 hectáreas, aunque cabe la posibilidad de que en años venideros se atiendan más solicitudes). La otra posibilidad para conseguir que vino y materia priman dejen de presionar y den un respiro al sector, que sería acordar un nuevo plan estratégico con la Consejería de Agricultura, no ha pasado por ahora de simples conversaciones de café (perdón, de oloroso) y no parece que se acometa este tema -hoy solo es, efectivamente, una posibilidad- hasta que se desbloqueen otros asuntos de calado, como la aprobación definitiva de la reforma del reglamento de la denominación de origen. En definitiva, el sector se encuentra con que "nos sobra un año", como ha señalado a este medio un bodeguero, es decir, que si un año por el motivo que fuera no hubiera materia prima las bodegas no tendrían problema alguno para hacer frente a sus necesidades, ya que estiman el excedente de vino almacenado en sus instalaciones en una cifra comprendida entre las 120.000 y las 140.000 botas.
Con este panorama de altos excedentes y ventas a la baja (del orden del 5% anual), las bodegas siguen mareando la perdiz a la hora de negociar con las organizaciones sectoriales el precio de la uva de la vendimia de 2008.
Este año, en principio no parece que vaya a haber ninguna bodega que se lance al ruedo y haga una gran compra de uva (o mosto, dentro de unos meses) pensando en una estrategia a medio y largo plazo, tal y como ha ocurrido en años pasados, que tampoco fueron mucho más boyantes. Por ahora, nada.
Con este panorama, con la mayoría de las bodegas con más vino del que necesitan y una vendimia entera pendiente de que se le ponga precio es muy difícil que el sector consiga más valor añadido, un tema que, de hecho, preocupa a las bodegas más que la continua caída en las ventas campaña tras campaña. Esto se refleja en los precios de BOB -el vino de 'línea blanca', la marca propia bajo la que comercializan las grandes cadenas de producción- que han caído en picado en los últimos años. Hay que tener en cuenta que saltaron las alarmas cuando comenzó a comercializarse BOB por debajo de 1 euro la botella a comienzos de la década, pero que ese precio quedó en nada cuando hace un par de años varias casas cerraron acuerdos a 70 e incluso 60 céntimos, unos precios irrisorios, en los que no se ven márgenes y que poco o nada ayudan al prestigio del jerez en general y al posicionamiento de los vinos de gama alta en particular, por la sencilla razón de que es muy difícil de explicar al consumidor que todo es jerez.
Pero claro, si el problema de las bodegas es qué hacer, el de los viticultores es, si cabe, más grave. No se trata de desentrañar nudos gordianos, sino de algo tan simple como cobrar aquí y ahora, casi dos meses después de que terminara la vendimia.
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